Luis
Alberto Gordon Iglesias
Perú,
28-03-2012
DE LA PLUTOCRACIA A LA
DEMOCRACIA
En
estos días todos los medios de comunicación y las autoridades del estado
están poniendo en cuestión la representatividad y legitimidad
que tienen los organizaciones naturales de la población para encabezar la lucha en defensa de sus
intereses; con ello se pretende
desautorizar su capacidad de convocatoria
y movilización, como no son autoridades
electas, por tanto no tendrían la autoridad
para representar a la población, resultando así que estas convocatorias y movilizaciones serian
actos ilegales y lo peor de todo carentes de toda legitimidad,
Pareciera
que quienes se expresan así gozaran de
una legitimidad que vendría de ser depositarios
de la voluntad del pueblo; sin embargo
el descredito y rechazo a las autoridades electas y a los funcionarios
estatales es enorme…En el Perú, desde la recuperación de la democracia
plena en el año 2001, se percibe distanciamiento y desencanto con respecto a
esta forma de gobierno entre la población...
A su vez, este desencanto está
acompañado de gran fragilidad en los partidos políticos y otras organizaciones
representativas, una elevada volatilidad electoral y la persistencia de
candidatos outsiders y personalistas (Roberts y Arce 1998, Tanaka 1998)…y no es un
problema de la falta de modernidad la causante del rechazo a la democracia
formal y representativa peruana, que algunos teóricos trasnochados achacan a
los pueblos originarios y comunidades campesinas pues estas se aferrarían a sus
tradiciones, las mismas que por su naturaleza precapitalista tendría un caris
marcadamente autoritario … El enfoque culturalista clásico basa su argumento
en la teoría de la modernización… los cambios estructurales asociados al
desarrollo económico producen un conjunto de cambios culturales en las
sociedades tradicionales llevándolas de manera inevitable hacia la modernidad
(Lerner 1958). Eventualmente, estos cambios llevan al colapso de los regímenes
autoritarios dominantes, a la incorporación política de las masas, y al
surgimiento de la democracia…
Con ello
pretenden ignorar que autoritarismo y exclusión en el país son dos constantes
de nuestra vida republicana que nació de espaldas a su población mayoritariamente
indígena y mestiza, por ello los principios liberales en el Perú no pasaron de
ser actos meramente declarativos y la
sociedad señorial colonial y su espíritu persistieron y aun perviven en ciertos
sectores conservadores que añoran esta sociedad aristocrática como sinónimo de
distinción social y refinamiento cultural.
Es así que
, para las clases dirigentes nacionales, la democracia y el estado son parte de
su patrimonio particular, por tanto
tratados patrimonialmente, es decir como si fuesen bienes u objetos de su propiedad, al cual pueden tratar como quieran y al cual
pueden acceder cuando quieran. Esta es
una de las razones que explicación el comportamiento de las clases
dominantes acostumbradas a prostituir el voto ciudadano, en un juego
electoral desigual, construyendo con su poder económico intenciones de voto con
carnavalescas campañas electorales;
donde, explotando la necesidad de los pobres, prácticamente, compran votos a
cambio de pingues regalos, que cual papa Noel electoral van tirando
grotescamente a su paso.
En este
juego plutocrático electoral solo tienen posibilidades de victoria quienes son capaces
de comprar la publicad de sus medios de comunicación y en un insulto vergonzante a los pobres de
este país, a cambiar votos por míseros
obsequios; por ello resulta inadmisible que con esta democracia plutocrática
servil al capital pretendan declararse los dueños de la legalidad y con ello de
la legitimidad de representación ciudadana en nuestro país.
Habría que
recordarles a estos señores que está tipificado como delito, las actividades
que con engaños se realizan para obtener
un beneficio personal prometiendo cosas o productos inexistentes, que a eso se
le tipifica como estafa, pues con
engaños se apropian de un bien.
En este
caso cuáles son los bienes de los que se apropian estos señores; pues esencialmente
son dos: el primero es el de la voluntad popular, voluntad harta expresada en
las urnas por el cambio, por la justicia y por la inclusión y el segundo es el
derecho de representación que es usurpado y apropiado en exclusiva por esta
plutocracia que desconoce cualquier
otra expresión que no haya nacido de este juego plutocrático electoral que controlan.
Bajo
esta realidad es natural que los ciudadanos no nos sintamos representados, ni
defendidos por los poderes del estado y esta percepción no es solo producto de
la corrupción escandalosa del mismo, también es producto de su vergonzosa dependencia hacia los poderes económicos locales e
internacionales quienes colocan autoridades serviles y ahora como fenómeno
cuasi novedoso incursionan directamente en la política para tomar el control
directo y la defensa de sus intereses, ya sean locales, regionales o nacionales
en el control del estado . La democracia que tanto esfuerzo costo al pueblo
peruano conquistarla y en la cual centran sus aspiraciones de inclusión y
justica social, ha quedado reducida o trasformada en una plutocracia
escandalosa que ha convertido en un circo los poderes del estado. Es en este escenario que el
cuestionamiento a la democracia, la baja popularidad de los organismos del estado y los
representantes públicos es una constante; existe un clima de insatisfacción con
el sistema democrático formal y representativo que ha sido brutalmente
apropiado en exclusividad por el capital.
UNA TAREA: UN DEBER IMPOSTERGABLE
Por
ello rescatar la democracia es una tarea esencial de los pueblos que aspiran a
la inclusión y la justicia social. Necesitamos un nuevo pacto social que
garantice y equilibre el juego democrático, que haga posible un real sistema de
representación democrático y meritocratico.
Es que la población necesita canales de expresión valederos que recojan sus
necesidades y aspiraciones, por ello es que la democracia debe ser además de
formal y representativa participativa e inclusiva. Necesitamos dar un
reconocimiento y fuerza legal a las organizaciones populares ciudadanas;
convertirlas de actores consultivos a actores ejecutivos, fiscalizadores y propositivos. Que el pueblo organizado no
solo se sienta representado, si no que sea reconocido como parte de un poder
del estado, ser un real poder que equilibre el poder del capital en el estado y
lo ponga al servicio del desarrollo nacional.
La asamblea de los pueblos
entonces debe asumir no solo el reto de defender a los pueblos agredidos por el
capital minero, que con este modelo primario importador destruye sin
miramientos el medio ambiente; sino por las circunstancias históricas LA ASAMBLEA DE LOS PUEBLOS esta llamada
a convertirse en embrión de poder popular que rescate la democracia para las
amplias mayorías, que replantee el juego democrático, aperturandola a las
amplias mayorías, así como a replantear un modelo de desarrollo alternativo que
mire hacia dentro, que respete nuestra cultura y el medio ambiente. El Perú
desde la colonia es un país primario exportador, fundamentalmente minero y que
es lo que ha sacado de ese modelo, solo marginación, miseria y atraso.
Los
pueblos originarios, las comunidades campesinas, ya no pueden sentirse extrañas
en su propio suelo, ya no pueden permanecer invisibles, sin rostro sin voz; la
inclusión no es un tema de asistencialismo, de repartir migajas que en el Perú solo han originado corrupción,
atraso y un clientelismo vergonzante que alimenta poderes locales y
autoritarismos. Es necesaria la unidad de todos los excluidos urbanos y
rurales, que somos la gran mayoría, unidad que nos lleve a dejar la
invisibilidad a la que se nos ha condenado,
hay que insurgir en la civilidad, en la ciudadanía.
La
inclusión social no será un obsequio del capital, o de algunos pensadores bien
intencionados, la inclusión social será el fruto de la acción consciente,
organizada de los pueblos marginados y
esta acción significa protagonismo y alternativa de desarrollo, significa
democratizar el país. Por ello la
inclusión social pasa también por
la inclusión, económica, política y representativa de los pueblos del Perú, de
la población marginada que como repetimos en nuestro país es la inmensa
mayoría.